Seguramente no será la primera vez que lean lo bueno que es el deporte para los niños. Se podría decir, casi con seguridad, que la práctica deportiva en ellos es casi tan importante como aprender a leer y escribir. Va más allá de la mera idea de aprender a realizar un deporte en concreto, la actividad física solo tendrá beneficios en el desarrollo de vida, tanto a nivel corporal como personal.
¿Por qué decimos esto?
Simplemente porque se sabe lo siguiente:
- -Es uno de los principales factores del desarrollo de la psicomotricidad
- -Les define la lateralidad más rápido
- -Favorece al crecimiento de músculos y huesos
- -Les ayuda a conciliar el sueño
- -Les aleja del sedentarismo
- -Socializan y promueve las relaciones con otros niños
- -Aprenden sobre la disciplina, a seguir reglas y crear hábitos
La OMS recomienda a los niños la práctica de deportes aeróbicos, como las artes marciales, ya que son importantes en el desarrollo de la coordinación, elasticidad, equilibrio y sentido del ritmo. Aquí es donde entra el deporte en cuestión.
Durante algún tiempo el boxeo cargó con el prejuicio de ser asociado directamente con la violencia, lo que se veía reflejado en la actitud de los padres de no querer que su hijos/as los practicasen. Pero con los años se ha demostrado todo lo contrario. El boxeo es 100% positivo y solo tiene cosas buenas para aportar.
Su exigencia física requiere que los niños estén totalmente concentrados en lo que hacen, logrando que su atención mejore en cada entrenamiento. Misma atención que luego es trasladada a las actividades escolares mejorando su rendimiento.
El boxeo es un deporte completo que consta de diverso abanico de golpes, técnicas y estrategias, que suponen un desafío constante para niños. Aprenderlas, es una cuestión de tiempo y esfuerzo. Esto significa para ellos, incorporar el hecho de establecer metas y cumplirlas; un valor de gran importancia para el éxito en su vida.
Finalmente, queremos mencionar la autodefensa y el respeto. El boxeo trasmite fuertes valores de respeto hacia el prójimo, a los profesores y compañeros. Se les hace saber que la violencia no es un recurso que deben utilizar, pero al mismo tiempo se les brinda confianza para que puedan actuar con seguridad y tranquilidad frente a una situación que pueda amenazar su integridad física.
